La política de
propaganda de la familia, al igual que otras de origen converso, se orientó
durante los siglos siguientes a hacer olvidar su origen, como genealogías
inventadas que hacen al Contador de la
Casa de los Toledo, señores de Valdecorneja en Ávila.
La vida del contador Alonso Álvarez de oledo fue una carrera hacia el engrandecimiento, cumplió con todas las actividades que le pudieran llevar a la identificación con la nobleza: realizó fundaciones piadosas, planificó una buena política matrimonial para sus hijos. Algunos casaron con miembros de la alta nobleza, introdujo a otro de ellos en la carrera eclesiástica, construyó una casa-palacio urbana y, por fin, logró del monarca las dos mercedes que harían de él y los suyos nobles en todos los sentidos: la investidura caballeresca y el otorgamiento de armas.
La vida del contador Alonso Álvarez de oledo fue una carrera hacia el engrandecimiento, cumplió con todas las actividades que le pudieran llevar a la identificación con la nobleza: realizó fundaciones piadosas, planificó una buena política matrimonial para sus hijos. Algunos casaron con miembros de la alta nobleza, introdujo a otro de ellos en la carrera eclesiástica, construyó una casa-palacio urbana y, por fin, logró del monarca las dos mercedes que harían de él y los suyos nobles en todos los sentidos: la investidura caballeresca y el otorgamiento de armas.
En
consonancia con la estrategia común de su grupo social de judeo conversos, uno
de sus fines era la incorporación de hecho y de derecho a la nobleza de sangre.
Alonso Álvarez realizó importantes obras piadosas.
Fundaron
él y su mujer dos monasterios, el de San Bernardo Extramuros de Toledo y el de
Santa Clara en Madrid respectivamente, donde ambos fueron enterrados, cada uno
en el de su propia fundación, el contador en 1457 y su viuda en 1472.
Pedro Núñez de Toledo, señor de
Villafranca del Castillo y otros lugares, fue el fundador de la casa de los que
serán marqueses de Villamagna, título adquirido en tiempos de Felipe IV.
Mencía de Toledo, que casó con
Pedro de Alarcón, señor de Bonache.
Isabel Álvarez de Toledo, casada
con Alonso Fernández de Valladolid con quien tuvo a Diego de Valladolid.
Alonso de Toledo, que muere
joven, en 1458, y fue sepultado en la capilla mayor de San Bernardo de Toledo.
Fundación del Contador y donde este sería también enterrado.
Catalina Núñez
prosiguió con la política de cercanía a la Corona. Muere en Madrid
habiendo fundado con licencia de Pablo II el convento de Santa Clara en Madrid,
en su epitafio dice:
Aquí
yace la noble señoradoña Catalina Núñez de Toledo, muger que fue de Alonso
Álvarez de Toledo contador mayor de Castilla. MCCCCLXXI.
Doña Catalina,
viuda, fue visitada por la reina Isabel a la que hospedó por quince días y la
reina la regaló un retablo de marfil.
Catalina Núñez de Toledo dicen que
descendiente de la sangre del rey de Portugal y otros que venía de los Núñez
primeros condes de Castilla; sus armas que están en Santa Clara eran un
castillo de oro con puertas y ventanas aceradas en campo de gules, las mismas
que trajo Fernán Núñez padre de Fernán González.
Armas de los antiguos condes de Castilla, en particular del conde Fernán González, en campo de oro una banda de gules.
Las Armas de la Casa Real de Castilla, en campo de gules un castillo de oro aclarado de azur.
Las de Castilla-León (escudo de Fernando III, "el Santo"): Escudo partido en cuatro: 1° y 3°: un castillo de oro en campo de gules. 2° y 4°: un león rampante de gules en campo de plata.
Sobre las armas de Pedro Núñez hay una
cierta disparidad entre las descripciones, Diego
Hernández de Mendoza y García Alonso de Torres describen sus armas de la jarra
con las azucenas y una bordura de estrellas.
Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés,
su amigo personal ofrece este cuartelado. Las armas de Pedro Núñez son un escudo de quatro quartos, en el primero superior
e derecho una jarra blanca de açuçenas, como se suele poner en la Anunçiaçión del ángel
Sant Gabriel a nuestra Señora, y en el quarto superior siniestro un león de
púrpura rrampante en campo blanco y el argentéreo con dos flores de lis más
altas quel braço levantado del león, las quales son de gules, y estas son armas
del apellido o linaje de san Estevan, e bivenen Valladolid. En los dos quartos
inferiores trastocadas las armas superiores; los tallos de las açuçenas han de
ser verdes yellas blancas y el campo azul.
Blas de Salazar cambia la partición
de cuartelado en cruz a mantelado, yañade nuevos muebles. Sus armas eran un
partido en mantel: 1 las de su padre, 2 castillo de plata sobre campo de gules,
mantel: león de púrpura en campo de plata, con bordura de gules e con tres cruces
muletadas (con una rayas perpendicular al final de cadabrazo) de oro
Diego
Hernández de Mendoza se basa en las armas familiares, es decir, las concedidas por el
rey Juan II al contador Alonso Álvarez, que heredó Pedro Núñez.
Sin embargo, en el
blasonamiento de Fernández de Oviedo se han añadido dos cuarteles más en los
que aparece un león púrpura que bien pudiera ser una nueva concesión real.
En cuanto a la
descripción de Blas de Salazar, ésta se pudo basar en una tercera modificación
de las armas de Pedro Núñez, lo cual es dudoso porque Oviedo redactó sus Batallas y Quincuagenas cuando Pedro Núñez ya había fallecido. Más bien se podría tratar de una
modificación realizada por alguno de sus descendientes, dado que estas armas se
encuentran de manera similar en las de Luis Núñez, avanzado el siglo XVI.
Sobre
este asunto hay un último aspecto que merece la pena destacar. Es la cuestión
de la relación entre las sucesiones de las armas y los mayorazgos familiares.
Pedro Núñez heredó de su padre el segundo mayorazgo instaurado por éste, al ser
el primogénito de los hijos habidos en el segundo matrimonio. Pero, sin embargo,
heredó el apellido de su madre, Núñez de Toledo. Este aspecto se contempló en
las capitulaciones matrimoniales y pudo ser debido a dos razones: la insistencia
de la familia de Catalina Núñez en que perdurara su nombre o, más probablemente,
se trataría de la herencia de la dote de Catalina que formaría parte del
segundo mayorazgo destinado a Pedro. En cuanto a la herencia de las armas, las
dos ramas asumieron las otorgadas por el rey, dado que según todos los pareceres
éstas eran siempre de más valía que cualquiera otras.
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